Wednesday, December 13, 2017

Tengo algo que decir. He dicho.

Wednesday, October 28, 2009

Afuerismos: Hermenéutica humana

En ocasiones, cuando los actos de una persona te dicen que no le importas, puede ser que en realidad te esté diciendo que no le importas.

Thursday, January 01, 2009

Despecho, 13-X-2008



Media vida gastada sin sentido,
y el resto, sin sentido desgastada.
Para ser cuento, es cuenta que da nada;
para ser cuenta, es cuento para olvido.

Si, por sentido, cuenta o cuento pido
cuenta con que el sentido cuenta nada,
y que al sentir lo siento, si te enfada,
porque, enfadada, siento sin sentido.

Y pues gasté por nada en este cuento,
y ya en la cuenta nada cuento, cuenta
que sentí que contaba y, consentido,
consentí en ser aquel que consecuenta
sentir el sinsentido que me invento
de gozar y sufrir que te he perdido.

Saturday, September 20, 2008

Silogismo


Toda belleza es una forma de felicidad.
Hay bellezas que son tristes.
Luego, hay una forma de felicidad que es triste.

Monday, September 01, 2008

Intentos conceptistas

1. A una mujer querida

Te conocí sin conocer quién eras
y te he buscado sin saber qué busco,
y te anhelé con mi cariño brusco
desesperado de esperar esperas.

Enloquecí queriendo me quisieras
buscando sin saber, según deduzco,
la sencillez mayor en el rebusco
y curas en locuras pasajeras.

Desde que el sueño me has quitado, sueño;
y al escucharte sordo soy al mundo;
libre es mi corazón, pues tiene dueño.

Soy ciego si te miro pues te veo
con un mirar que palpa y tan profundo
que toca la razón de mi deseo

2. A una mujer de notables atributos

Más teta que mujer, mujer tan teta
que, boba, fue bubísima afamada.
De Zenón y Cenobia fue camada,
cenote chichimeca, su cuneta.

Aunque en griego sólo llegó a Theta
fue en seno y coseno aventajada.
Nunca sufrió despecho o nada
dijo, que apechugar es su receta.

Sostén es de su casa, y con qué gusto,
pues nunca da pesitos, da pezones,
porque su ingreso tiende a ser ro-busto.

Si se echa bocarriba es una santa:
la asedian peregrinos y oraciones
en las cúpulas dobles que levanta.

Sunday, August 31, 2008

Moralejas sin fábula

...Pues no importa que tan astuta sea la zorra; siempre será un animal.

...Por eso, quienes tienen demasiada fe, suelen malgastarla en decepciones.

...De ahí que muchas veces cuando algunas personas muestran interés en uno, en realidad están diciendo lo poco interesantes que resultamos.

...En consecuencia, lo mejor que puede esperarse es una traición sentida pero inevitable.

Wednesday, August 06, 2008

Apariciones


Igitur perquam velim scire, esse phantasmata et habere propriam figuram numenque aliquod putes an inania et vana ex metu nostro imaginem accipere. (Plin. Ep. 7, 27, 1)

Somos casas embrujadas. De vez en cuando nuestros errores, diluidos y demacrados por el transcurso del tiempo, nos salen al paso. Suelen hacerlo previo acecho, para aprovechar las ventajas del efecto sorpresa; ocultos en algún oscuro rincón de nuestra conciencia, han rumiado rencores y resentimientos durante su demorada espera. Cuando finalmente se deciden a aparecer, pueden ser muy molestos: gritan, aullan, gimen, gesticulan, claman, sollozan, amenazan, imploran, manotean, lloran, ruegan; aveces, incluso, llevan cadenas y recuerdos nostálgicos, y los exhiben y agitan estrepitosamente. Quienes han experimentado estas apariciones, si son de temperamento impresionable, pueden llevarse un buen susto, y salir corriendo de sus vidas, abandonándolo todo; durante meses sólo hablan de exorcismos y posesiones. Pero muchos otros, habituados ya a la esporádica aparición de espantos menores en sus entornos habituales, toman actitudes más civilizadas. Primero, dejan a sus errores expresarse; luego, con una palmada en la espalda, les señalan la puerta de salida. Los errores, confundidos, se encaminan a la puerta, escondiéndose entre las ropas desgarradas las cadenas y los recuerdos nostálgicos, y acicalándose la greñera. Y justo antes de salir, vuelven la vista, con gesto triste, pero ya dóciles, vaporosos.

Thursday, March 22, 2007

Töttermacher (si así se escribe)

Esto de los blogs, del entusiasmo por los blogs, agonizó o murió. Y este espacio se ha vuelto como Comala, como el Spoon River. Tal vez por eso, luego da miedo escribir. Porque escribir siempre es como usar fantasmas de títeres, y sin mayores libaciones, sin echar vino dulce y leche en el sepulcro. Y un Tiresias malhumorado, atolondrado de sueño, dice vaguedades; y uno toma nota, atento, desconcertado, resignado. Por eso, ante la falta de inspiración, culpemos a Tiresias.

Saturday, December 02, 2006

Por qué no soy fotoperiodista

No lo soy. Sólo tomo fotos de ocasión. Y los títulos no ayudan.



"Karajan ¿orador?", publicidad sobre pared del FCE.














"Obviedad", Placa de plástico sobre puerta de vidrio de Starbucks













"sexo casi diabólico", placa de hojalata del DF sobre Honda civic.












"Embotellamiento" o "La venganza del estudiante" o "Nueva puerta", Camión de Chaparritas sobre muro de escuela marista.













"Pornografía muy infantil", peluches tras vitrina de farmacia












"El gran cabrón", niña junto a padre sobre barra, junto a toma de cerveza.

Tuesday, October 31, 2006

Higiene mental


No escribir cansa. Absuelto ya del sueño de popularidad y de las odiosas recriminaciones que llegaron a hacerme (hablo de los paladines de la cortesía que decían: sé mas considerado con tus visitantes, que a ellos les debes...), espero que el blog vuelva a serme amigable.
Dudaba del título. Recuerdo que cuando iba agripado a la escuela, siempre había una buena samaritana que "me llevaba aparte del grupo / amedrentada todavía", para decirme "te sonaste mal". Eso, desde luego, sólo significaba una cosa: tenía un moco visible. No me interesa hacer un examen lógico de la expresión (en rigor, sonarse mal ¿es dejar algo dentro? ¿o es dejarlo en el cuerpo? ¿o...?), ni hacer alarde de habilidades o de ineptitudes. Sólo me da curiosidad por qué ese prurito para exigir limpieza en el rostro. Los romanos tenían por vergonzosa cualquier actividad sexual con la boca, pues el rostro era la carta de presentación. ¿Por qué no los ilustrados generaron una etiqueta para el diálogo, para la razón? Sueño con esa edad dorada en la que nos llamarán aparte y nos dirán en secreto "se te salió un clisé", "te expresaste con un anacoluto", "usaste un ripio"... Pero eso no pasa en la realidad. Sólo pasa en los blogs. Y para colmo, los enmiendos son peores que el error que denuncian.

Friday, September 01, 2006

Hace mucho que no escribo...

Leo a Suetonio. Una parte fundamental de las biografías de los emperadores es la de sus sueños. Hay que recordar cómo Elio Arístides, durante una importante etapa de su vida, vivió consagrado a su enfermedad y a los sueños, en los cuales Esculapio le recetaba tratamientos feroces (todos tan fantásticamente escritos por Reyes en su "Elio Arístides o el asesino de sí mismo" de Junta se sombras) para curar su obstinada hipocondria, y aquella famosa cita de Virgilio donde los sueños falsos y verdaderos parten de puertas contiguas. Y me inquieta que Claudio, que el emperador Claudio, no soñaba.
En la vida oscura y cobarde del predecesor de Nerón, Suetonio no narra sueños. Claudio no soñaba. Nerón sí. Y soñaban por él. Su vida está saturada de sueños suyos y de sueños proféticos.
Pero Claudio no. Y para esa vida, como debían verla los romanos, esa vida sin sueños sería como una media vida. Tan privada de vida como de muerte, pues los sueños partían de la muerte, del hades. Tal vez, su cojera (incluso epónima) establece esa escasa fijación, ese pisar la tierra como si no se pisara sólidamente, firmemente. Y la Apocolocíntosis de Séneca, donde se narra satíricamente la apoteosis de Claudio, acaso sea cierta. Falta, desde luego, un Schliemann que se tome en serio el texto de Séneca y que lo acabe convirtiendo, por esa tenaz credulidad, en un monumento, una ruina. Acaso la credulidad sea la paridora de toda historia.

Tuesday, August 01, 2006

Pájaros en desbandada

Los pájaros en desbandada
son los pájaros sin nombre,
la esporádica crepitación de su aleteo,
como un reloj que acompasara
todas las horas
en un solo momento.
Son la sombra de su paso
sin huellas ni camino.
Son los paseos a tientas nocturnos,
sin sentido, a tientas, sin sentido.
Son el eco de lo atisbado
en número indefinido.
La evanescente eternidad
de las olas espirales,
de los surcos de aire cultivados
por ángeles imprevistos;
el eco de un ave
que tiende en la penumbra
condenas con graznidos.
Son sólo ese momento
en que piensa un hombre
y los escucha en el rumor desierto
y deja que parta en desbandada
con las aves,
la ronda de su pensamiento,
sabiendo que no le queda nada
sino esa quietud
de un movimiento fijo
como un trino suspenso
en la espesura abrumada del instante.

Monday, July 17, 2006

Una sola frase, por favor


Así fue cómo aquel joven, ese amanecer de abril saturado de un sol todavía rojizo y de pájaros (los pájaros, en su escandalosa y torpe alegría aveces oscurecían el cielo), salió a la calle para comprar el periódico, con la oblicua esperanza de leerlo, y más bien, con la torva ilusión de que lo vieran comprar el periódico muy temprano, un poco para darse importancia, como si el mundo esperara ese gesto para poder entonces andar, y, de vuelta a casa nuestro joven, muy campante con su periódico bajo el brazo (ni siquiera él sabía cuál era, total, las noticias importantes están en todos), se dio cuenta de que había olvidado las llaves en la mesa de la sala, y pensó carajo demasiado temprano para llamar al cerrajero, y se dio la vuelta, sintiéndose muy estúpido y tratando de equilibrar la resignación con la torpeza, a fin de configurar algo como la imagen de un sabio oriental despistado, y se dirigió, con plena determinación, al café que había en la otra cuadra, un local perezoso y pobretón, al que, precisamente por estas características, había, por decirlo de alguna manera "profesionalizado" para sus rompimientos amorosos, por eso, por anodino, para no recordar nada agradable que lo hiciera volver y que le trajera recuerdos, y el único café, por otra parte, que estaba abierto a esas horas en las cercanías, y mientras se dirigía ahí, creyó verla, a ella, y luego, sin descanso ni aviso, a ella, a otra, y luego a ella, a una más, como si todas se hubieran quedado guardadas en aquel lugar, tal como las había dejado, y en aquel preciso momento, liberadas del embrujo, salieran todas a recomenzar su vida interrumpida, y el joven cerró los ojos, con el corazón golpeandole el pecho y pensando cuántas más cuántas más, hasta que, mirando de reojo, se dio cuenta de que no eran ellas, de que ni siquiera se parecían, y de que lo que salía de aquel lugar era su pasado para salirle al paso, pues la gente que se cruzaba era toda desconcida, la calle se tejía de presencias extrañas, de personas que deambulaban como sonámbulas, soñando el sueño de sus vidas en casa, en la oficina, en la tienda de autoservicio, en cualquier lugar menos ahí, en la calle, donde estaban, y él, en cambio, era el único que estaba ahí, por haber olvidado las llaves, y nadie más estaba conciente de estar en la calle salvo él, rumbo al café, donde, para hacer acaso homenaje a la tautología, pediría un café, para despertar, para que despertara el único que estaba despierto enmedio de un gentío de soñadores, como para enfatizar ese doble despertar entre sonámbulos, y así fue, decía, que el joven miró la taza y el café se había enfriado, mientras el último hilo de vapor se había desvanecido con el último hilo de pensamiento.

Thursday, June 15, 2006

Tragedia


Ni aforismo ni nada. Mi asesor de tesis me pidió que le entregara el primer capítulo en una semana. El mundial acabará conmigo.

Tuesday, June 06, 2006

5 aforismos idiotas, como pentálogo, y un epílogo


1. El apocalíptico es un género literario "con futuro".
2. Si: Dios murió, la esperanza murió, el progreso murió y la ciencia es una vieja clasista taimada, luego la vida "ya" no tiene sentido. Porque la vida no tiene sentido, hay que reescribirla.
3. Los hombres --¡y algunas mujeres!-- llevan la corbata por mejor llevar a cuestas su patíbulo. En el cadalso hay estilo.
4. Imitación de Horacio.- Algunos días, el burócrata desencatado llega a casa, se tira en el sillón y, mientras revuelve su interminable cuba, piensa: "¿Cómo dar importancia a una vida regida por el gesto idiota de imprimir un sello?"
Algunos días, el filósofo venerado llega a casa, se tira en el sillón y, mientras se revuelve su tedioso whisky, piensa: "¿Cómo dar importancia a una vida regida por el gesto idiota de una idea?"
5. Si la academia suele burocratizar el pensamiento, podemos suponer que en el sindicato de las ideas la afilición exige cierta mediocridad. ¿Queréis una prueba? La estadística.

EPÍLOGO: En las burocracias celestes imaginadas por el gnosticismo, también hay ángeles "pone-sellos".

Wednesday, April 26, 2006

No decir nada del nestorianismo

Desde hace tiempo quiero escribir algo, un cuento, un ensayo, sobre Nestorio. Pero me falta tiempo para investigar, para sumergirme en bibliotecas de las que uno sale luego como de un naufragio; para zambullirme en libros, en ensayos, en dilemas; para tejer las sutilezas teológicas bizantinas, laberintos cretenses en cuyo centro mora la perplejidad.
Porque Nestorio, uno de los más grandes herejes de la cristiandad, puede que en realidad no fuera hereje. Él proclamaba dos naturalezas reunidas en Cristo, la divina y la humana, como lo señala la Iglesia. Pero los peligros monofisitas, apolinaristas, monotelistas, acechaban. Dicen algunos que la Iglesia lo malentendió y dramatizó esa distinción proclamando que eran "dos personas" distintas reunidas, y no dos naturalezas en una persona. Dicen que sus seguidores lo malentendieron, y se acomodaron mejor con el malentendido que con la postura real, y corrieron al Oriente proclamando el equívoco que acaso el mismo Nestorio no entendía. Y Nestorio fue desterrado al desierto, asilado en un oasis, por el resto de sus días. Y cuando murió, decían sus detractores que abandonaba los rigores ardientes del desierto por los más ardientes del infierno.
Sí, quisiera escribir, pero me falta tiempo. Y sólo tengo tiempo para, en paráfrasis de Quevedo, hacer algo en no hacer nada.

Wednesday, April 19, 2006

Los otros milagros

En la historia (y en el cuento de Monterroso y creo recordar que en Las minas del rey Salomón), un eclipse y recordar el momento en que ocurrirá el eclipse es el ardid para salvarse de los salvajes. Se proclama el milagro y la intercesión de los dioses. En Monterrroso el ardid no funciona.
Tal vez traiciono este blog, emancipado de las peripecias personales, contando una anécdota. Pero el Viernes santo todo falló. Mi novia, de viaje, creía anticipar su regreso, pero el coche se descompuso y heroicamente se salvó de sucumbir bajo una pesada rama que tuvo el repentino antojo de desligarse del tronco y de dejarse caer, así nada más; la tarjeta WiFi se obstinó en no advertir señal; tuve que reiniciar la Palm, anquilosada, estupefacta en su inutilidad; mi computadora perdió la propriosepción (¿se escribirá así?) y desconoció los puertos usb y abarató su unidad de disco, incapacitada para grabar respaldos; el celular durmió el sueño de los justos, dejando de funcionar... Todo amenzaba con convertirse en una novela Stephen King: las máquinas se sublevaban; la naturaleza, en franca rebeldía, con polvaredas y remolinos encapotaba el cielo. Era Viernes Santo.
Y el sábado todo regresó a la normalidad. Sábado de Gloria, finalmente.
El tiempo no pasa en vano. ¿A qué salvaje podríamos convencer con semejante milagro? Necesitaríamos un pueblo formado por variantes del filósofo Moore (vid. infra) y decirles: "Esto dejará de funcionar". ¿Qué parábola podría crearse con semejante anécdota? ¿De qué mediocre profecía en estilo de san Juan podríamos proclamar?: "Porque así como la rama se desprende de su tronco y la Palm se paraliza y el celular se inutiliza, así, en verdad, en verdad os digo, así será la ira de Dios, y no serán salvos ni los puertos usb ni los quemadores de discos..."
Sin embargo fue Viernes Santo, no vi la película de Rambal, y creo, creo.

Friday, April 14, 2006

Excusa

Iba a escribir, en verdad lo iba a hacer. Pero no lo hice. Os dejo, no obstante, uno de los grandes descubrimientos de semana santa: Alizee



Thursday, April 06, 2006

La augur

Iba cabizbaja y silenciosa. Para hacer conversación, le pregunté si era cierto aquel rumor de que sabía leer el vuelo de las aves. Asintió lenta, cadenciosamente.
En aquel momento reventó una parvada, que poco después pasó por encima de nuestras cabezas. Esperé su lectura. Ella miró al cielo desganadamente, herida por el sol, reflexionó, y suspirando con malhumor, dijo:
--Sandeces... Sólo sandeces. Las aves son animales estúpidos. Ya no predicen el futuro. Van y vienen, labran surcos en el aire y los impregnan con trova, cancioncillas de amor superficiales, éxitos comerciales que escuchan por ahí.
--¿Y no será que nos predicen una edad de oro? --pregunté.
--Sandeces, sólo sandeces. --dijo, y aceleró el paso, quizá avergonzada.

Thursday, February 23, 2006

Media Naranja

Aterradora la idea platónica de la media naranja. Transitamos de una media naranja ajena a otra, y quizá alguien, en ese momento, esté exprimiendo nuestra media naranja. Y la encontraremos, tal vez, al final, pura cáscara y bagazo, y seremos nosotros cáscara y bagazo. El jugo le corresponde casi siempre a los errores; al idealista, cáscara y bagazo.

Friday, February 10, 2006

Cuarteta (corregida)

Aquella noche, desmayada y triste,
lánguida y silenciosa en tu mirada,
desde el balcón, posante, resignada,
con tu llanto la noche deshiciste.

Saturday, January 28, 2006

Reflejo insumiso (II-V)

Reflejo insumiso II

La cópula y los espejos son abominables...
J. L. B.

El reflejo iba y venía según su antojo. Parecía llevar una vida propia, con relaciones, horarios, citas, parrandas: en sus ocasionales visitas, llegué a verlo demacrado por la fatiga y el desvelo, o feliz. Seguí evitando el espejo, pues suponía que sobreexponer mi cara a esa imagen, acabaría transformándola, por convencimiento, por asimilación. Pero luego tuve que dar marcha atrás, por una idea más perturbadora: había creido ser un observador involuntario, inevitable, pero muy probablemente yo era visto y espiado descaradamente. Cambié mi actitud. Tal vez lo más normal en estas circunstancias hubiera sido echar encima de los espejos una manta que cegara cualquier posibilidad de ser observado, pero, enfurecido por mi ingenuidad y por sentirme invadido, por mi frustración, decidí encarar, retar. Vigía de mi mismo, cazador de mi imagen trastornada, comencé a llevar un pequeño espejo a todas partes, y lo consultaba regularmente. Comprendí entonces algunas de las reacciones del reflejo, sus estallidos iracundos, sus silenciosos griteríos, su mirada cargada de odio, y su necesidad de trivializarme, parodiándome.

Reflejo insumiso III

Wearing feeling in our faces while our faces take a rest
Peter Gabriel

Naturalmente, mis hábitos cambiaron: descuidé trabajo y amistades. Comencé a llamar la atención en donde me encontrara, por la extraña costumbre de mirar regularmente el espejo, como los impacientes apuran el tiempo oteando su reloj.
Fue inevitable renunciar la trabajo, a la vida. Me recluí en casa. Con mis ahorros adecuadamente invertidos, podía vivir frugalmente. Bastaron mínimos arreglos para convenir los depósitos regulares y para que el dueño de una tienda cercana me llevara regularmente víveres a la puerta.
El solitario carece de rostro; en en mi retiro conseguí una paz mediocre resquebrajada por los mínimos sobresaltos de mi imagen. Ya acostumbrados a mis negativas, amigos y conocidos dejaron de invitarme a sus fiestas y reuniones, primero, y luego dejaron de buscarme. El silencio y la soledad eran totales, o casi. Una sola llamada telefónica comencé a recibir con regularidad.
Era ella.

Reflejo insumiso IV
¿Está el gato vivo o muerto?
Erwin Schrödinger

Sin Laura... sin Laura...
Raphael, el divo de Alicante

Mi relación con Laura se remonta a la edad escolar. Los detalles son innecesarios: con ella respeté la historia tradicional del enamoramiento adolescente, idealista por inepto, y menos platónico que auténticamente pordiosero. Al cabo de algunos años, hastiado de esa relación tóxica y aficionada al sufrimiento, había intentado repelerla. Con la misma facilidad con que antes había ignorado mis súplicas ardorosas, ignoró mis insultos y desdenes. Me resigné a verla una vez al año. Entendí que su vanidad aún vivía de la modesta gloria de haber sido una vez endiosada. Sin importar qué le dijera ni cómo la despreciara, después de nuestros encuentros ella se iba satisfecha: había recibido su módica ofrenda.
Y ahora volvía a aparecer. Sabía que era inútil darle largas o dejarla plantada. Me seguiría, me encontraría y sólo descansaría después de verme. Decidí, pues, citarla en un café anodino. Iría, le presentaría el nuevo rostro, si acaso ella lograba reconocerme.
Llegué a nuestra cita con anticipación. Ella apareció después, tarde. Me reconoció de inmediato.
Luego de los usuales saludos y cortesías, Laura se sentó y bebió café y fumó con avidez. Laura se desenvolvió y volvió a representarse como la conocí, idolatrada. Me narró su vida, tal vez para que la compadeciera y la admirara. Yo la escuché, asombrado, pero en esta ocasión no de ella, sino de su absurda ceguera. Comencé a sentir ira; me sentía burlado, ignorado. Entonces, azoté la mesa, mostré una credencial antigua con mi retrato y le dije que viera, que ya no era el mismo.
Ella tomó la credencial, la miró desdeñosamente y comentó con ironía:
--El de la foto se ve más pequeño.
Exhaltado aún, le conté mi historia. Ella escuchó, notoriamente molesta. Cuando terminé, sacó su estuche de maquillaje y orientó el espejo hacia mí.
El espejo cayó al suelo, haciéndose añicos con un ruido parecido al chillido de una rata.

El reflejo insumiso V

¿Quién es ese tercero que siempre va a tu lado?
T. S. Elliot

Platicamos largamente. El tiempo pareció no pasar. Conjeturamos teorías sobre el extraño fenómeno. Laura sugirió que detrás de los espejos podían desarrollarse vidas casi idénticas a la nuestra, de un paralelismo casi perfecto; el supuesto reflejo era en realidad una ventana. En mi caso el paralelismo se había roto. Yo le repliqué: no había ocurrido un cambio súbito, como si un impostor ineficaz hubiera usurpado un lugar que no le correspondía, sino que había ocurrido una transformación. Recuerdo que algo comenté sobre dimensiones y sobre física y leyendas chinas. Ella se encogió de hombros y mencionó los vampiros y Dorian Gray.
La noche cayó sobre nosotros sin darnos cuenta. Era hora de despedirnos según el proceloso ritual de nuestros encuentros. No quería dejarla ir. Ella decidió quedarse conmigo esa noche, para cuidarme: me veía alterado. Esa noche Laura durmió conmigo. Durmió conmigo las siguientes noches.
No hace mucho Laura se ha mudado a mi casa. Con su equipaje llevó un elenco de espejos, y los repartió por nuestro cuarto. Incluso colgó uno del techo, como en los hoteles de paso. Dice divertirse con esa inocente práctica erótica. No supe cómo reprochárselo.
Sé que Laura duerme después que yo. Me abraza y, en ocasiones, me despiertan sus besos tenues y sus declaraciones musitadas. El horror de verme con ella con un rostro distinto me obliga a mantener cerrados los ojos y a fingir que aún duermo. Dice amarme y le creo. Sólo me inquieta saber a quién mira cuando el sueño me vence de nuevo y caigo lentamente en sopor entre el vaho de sus suspiros y de sus susurros.

Wednesday, January 04, 2006

Reflejo insumiso I

Ahora te he desenmascarado y te usaré como esclavo
William Blake

Ni siquiera estoy seguro de cómo empezar. Lo razonable sería decir, llanamente, que mi reflejo cambió. Se trató, en un comienzo, de una variación mínima, imperceptible casi: la fosas nasales un poco más abiertas. Lo noté una mañana, mientras me rasuraba. No hubo susto ni preocupación. Pensé, tan sólo, en la vejez, en las maneras extrañas de la vejez y en cómo llega a nuestras vidas. Somos eternos en la felicidad, y una cana, una arruga, nos devuelven el tiempo y la muerte. No soy vanidoso, pero entiendo la vanidad como una conciencia extremada de nuestra fragilidad. Tampoco se piense que estas reflexiones me apesadumbraron el día. Comencé la mañana con esas ideas zumbando en la cabeza, y se fueron disipando poco a poco, cediendo al impulso de preocupaciones de mayor austeridad filosófica, como el trabajo, la cena y las compras.

En la noche de aquel día, y ya listo para acostarme, el reflejo distorsionado de la televisión hizo que me alarmara nuevamente. Corrí al baño para, en un espejo plano, contradecir esa impresión. No fue así. Ahí estaban. Los ojos, más claros, más grandes, me miraban con asombro. La nariz seguía creciendo. Aunque vagamente me reconocía en el reflejo, no era yo. Alguien hubiera podido decir “el parecido es asombroso”, o hubiera pensado en que yo y mi reflejo éramos gemelos, a los cuales se distingue por detalles. Pero esos detalles los vuelven personas distintas. Eso era lo perturbador.
Aquella noche no dormí. Me palpaba el rostro buscando, en la ceguera providente de mis dedos, la confirmación de mis facciones. De alguna manera sentía que yo me abandonaba. Puede ser exagerado, pero imagino que aquella sensación era semejante a la de quienes aseguran haberse visto morir durante unos segundos, justo antes de recobrar la vida.

Siguieron días pesarosos. Procuraba caminar con la cabeza gacha, rehuía los encuentros y evitaba mirar de frente a las personas, avergonzado por mostrar un rostro ajeno y mudable. Acudí a varios doctores y les expliqué mi mal. Inevitablemente me recomendaban amigos psiquiatras. Eludía los espejos, pero en el insomnio volvía a recorrer con las manos mi rostro hasta memorizarlo (quién sabe por qué confiamos al tacto la última certeza de realidad). En las raras ocasiones en que me observaba en un espejo, crecía mi ansiedad. La imagen ya no conservaba ningún parecido, y se había estancado en una apariencia mediocre, dejando de cambiar. De la sorpresa inicial y la vergüenza, pasé al miedo, cuando percibí que la imagen comenzaba a desobedecerme, actuaba con voluntad propia o movida por alguien más: gesticulaba teatralmente: a veces parecía parodiarme imitando grotescamente mis movimientos, pero en otras ocasiones mostraba emociones incluso contrarias a las mías. Temía, quizá como teme un entrenador a un perro que ya no acata sus órdenes, y que sin embargo es inofensivo. Decidido a enfrentarlo, comencé a actuar también ante el espejo, para ponerlo a prueba. No me sorprendió que un día el reflejo desapareciera. Yo, frente al espejo, sólo podía ver la escenografía que me rodeaba.

Friday, December 23, 2005

La tenue Medea (relato no navideño)


Dormías a mi lado. La emoción me impedía conciliar el sueño y me impedía quitarte los ojos de encima. ¡Sabrá Dios lo que soñabas!
Pensé en despertarte. Me detuvo el espanto: pensar en ese mundo frágil y fugitivo de tu sueño desbaratado súbitamente por un capricho banal: verte abrir los ojos o ver cómo arrugabas la nariz y te enredabas en la sábana para reconstruir tu sueño de entre las ruinas de otros sueños.
Bien visto, era terrible. Habrás, quizá, construido una o varias vidas, habrás forjado esperanzas quizá no vanas, habrás tejido escenarios minuciosos y sueños dentro de los sueños de quien no eres tú y que se te parece. Bastaba un beso en el cuello, un roce mínimo en tus caderas, y ese mundo se vendría abajo, acabaría con todas esas minúsculas criaturas, hechas para desaparecer, nacidas entre delirios y agonías y que en una noche agotan sus pequeñas tragedias. Eso pensé y eso me entretuvo.
Pero tú despertaste de pronto. Todavía amodorrada, sonreíste con ternura --sabrá Dios por qué: por encontrarme a tu lado quizá--, e incorporándote apenas, me diste un beso. Y sonreías y parecías musitar algo, que no se oyó, quizá porque las palabras cayeron en el sueño siguiente.

Felices fiestas

Envío a todos un abrazo y un sincero agradecimiento. Felices fiestas.

Friday, December 16, 2005

Dichos de Ferarpides



Entre los textos hallados en los basureros egipcios de oxirrinco, se encontró un enigmático fragmento papiráceo escrito por ambos lados (gracias a lo cual se puede fechar en alguna de las épocas de escasez), primero atribuido a Filóstrato, y luego reputado como Pseudo Filóstrato. En él se cuentan dichos de un filósofo o sofista del cual no había noticias. El griego usado en el texto es enredado y ya de gusto asiático, lo cual refuta ser de origen clásico. Las frases que parecen muy idiotas son, en realidad, complicadísimos juegos de lenguaje intraducibles y que, por tanto, se han vuelto inaccesibles incluso al mismo traductor.

Demetrio Falero, aristotélico, dio a concer una versión de los dichos de los siete sabios. Conociéndola y estimándola mala, se dijo que Ferárpides comentó:
Si Cleóbulo de Lindos, según Demetrio de Faleros, estableció que “la moderación es lo mejor”, y por tal enseñanza merece ser uno de los siete, bastará con que yo diga que ser lo mejor ya es bastante inmoderado. Además, si Pitágoras recomendaba no cagar en la comida, puedo, con mayor razón, recomendar que si se decide hacerlo, evite comérsela.

Y en otra ocasión dijo:
“Periandro de Corinto ha dicho que la temeridad es peligrosa. También el peligro lo es. También la sabiduría de Periandro”.

Comentan asimismo que un día, caminando por el ágora, un perro (enténdese un cínico) le gritó a Ferárpides: “Pon los pies en la tierra”. Y Ferárpides respondió: “Se me ensuciarían.” Y se fue levitando, según unos, y según otros tomó un taxi.

Friday, December 09, 2005

Sandeces

Definiciones

Safomasoquismo: Perversión consistente en atormentarse con poemas lésbicos.

Errático: Adj. Dícese de la situación con contenido sexual tudesco y variante o de la persona que la pone en práctica.

Astigmatismo: Fenómeno místico por el cual una persona adquiere milagrosamente cierta deficiencia óptica que, se aduce, padeció Jesús de Nazaret.

vejestorio sonetístico

Esta que amada fue, que fue querida,
cuyo recuerdo, os juro, se me borra,
tanto de mi vivió feliz de gorra,
cuanto yo de ella, pues así es la vida.

Lloró sin saber cuál fue su herida.
Quizá el llanto su pesar le ahorra
pues si siendo querida fue muy zorra,
ahora zorra, no llega ni a querida.

Si media luna sin islam pusiste,
por cierto de tu cruz me has liberado.
Ya otro será el arrepentido triste,

otro será quien te padezca y pene.
Porque yo en lo perdido ya he ganado
y que otro en su victoria se condene.

Fábula
No soy el ídolo juvenil tan esperado por México. No, es un hecho. Para comprobarlo, recuerdo cierta historia. Una amiga decía invitarme a sus fiestas por considerarme una enciclopedia semoviente. No creo necesario comentar que sus fiestas apestaban.
La vi por última vez en situación lamentable. Su madre, una mujer terrible y de un egoísmo extravagante, había decidido rentar el departamento donde vivía esta amiga. Poco a poco fue desalojando el departamento, pero la hija rehusaba abandonar su hogar.
Era Nochebuena. Ella me llamó asustada. Decía que su novio la espiaba por la ventana y que había golpeado sin motivo a varias personas. Supuse que quería llamar la atención solamente, y fui a su departamento con una botella para brindar. en cuanto la vi supe que algo apestaba. Era ella. Olía a excremento o a ropa muy sucia. Ya no tenía cama y dormía en cojines. Había adelgazado hasta demacrarse. Tampoco tenía vasos ni sacacorchos.
--Báñate --le dije.
--Préstame dinero para tomar un taxi e ir al departamento de mi papá a celebrar la navidad --contestó ella.
Le dije vagamente que no. Ella insistió en el dinero. Le propuse que tomara el taxi y que se lo cobrarían a su papá al llegar. Me hizo caso o fingió hacerme caso. No volví a verla.
Poco tiempo después, me encontré a su madre. Cuando le pregunté por su hija, serenamente, anecdóticamente, me sugirió que estaba esquizofrénica o en la antesala de la esquizofrenia. La madre era psicóloga.
Moraleja: Si eres esquizoide, no le pidas dinero a quien consideras una enciclopedia semoviente. Walt Disney no lo haría.

Wednesday, November 30, 2005

Imitacion de Horacio

(Para calmar a mis detractores, esta reelaboración sobre las Odas (I, 25; II, 3) de Horacio)

¿Duermes, Lidia feliz?
Yo de amor me consumo en noches sempiternas
cuando jónicas danzas mi mente ejecuta.
Ambos bordeamos la ribera
del orco lúgubre
y una sola puerta separa nuestros sueños.
Incluso en mis pensamientos sombríos
tu luz fulgura
como una larga primavera.
Sean propicios
tus junos y mis hércules.

Tuesday, November 29, 2005

Idioteces cervantinas

La herida por la cual Cervantes perdió el movimiento de la mano, debió de ser horrible para ser llamado “El manco del E‘panto”

Monday, November 28, 2005

Intermedio


Tanta herejía pitufa abruma. Antes de acabar con la edición en internet de obra tan colosal, conviene un respiro. Los obstinados, pueden apreciar la asombrosa expansión de los estudios pitufos, que baña ya la internet, y visitar la siguiente página
http://cocaina.redliberal.com/2004_11.html
donde se expone el criptocomunismo pitufo, como se aprecia en la imagen. Los siguientes posts versarán sobre otros temas, antes de recobrar el aliento.

Saturday, November 26, 2005

Herejias pitufas 4


Para enmendar los desaciertos de esta secta (la de los panteístas o pitufipanteístas), surgió otra, la cual bauticé como la de los “metafóricos” por las razones que se apreciarán.
En sus primeros postulados imitaban a los (pitufi) panteístas, y alegaban que su Dios recobraría la calma de su exilio de la eternidad una vez que hubiera conocido toda la creación, pues para conocerse a sí mismo había creado el mundo. Suponían éstos (los putufimetafóricos) que Dios tomaba posesión de la conciencia de algún ser, uno distinto cada día. Los sectarios aguardaban el momento en que Dios ocupara su conciencia, en que Dios entrara en ellos, para redimirse...
Ocurrió así que muchos de los pitufimetafóricos juraban al mismo tiempo que Dios estaba, ora en uno, ora en otro, y no había concierto. Celebraban certámenes para indagar cuál de los pitufos era receptáculo de Dios, formulaban preguntas y exigían actos de magia que demostraran el poder milagroso de cada uno, por lo cual también es justo compararlos con los simoníacos. Cuando los certámenes no arrojaron ninguna prueba, fue obvio para todos lo mque pasaría. acusándose de blasfemia cada uno, riñeron y se golpeaban acusándose de falsarios. Muchos mataron a otros a mordidas y éstos murieron a causa de la gravedad de sus heridas.

Herejías pitufas III

Otra de estas sectas postulaba cierto panteísmo, y a continuación lo expongo. Decían estos herejes que Dios existía y lo era todo; ellos (los pitufos) eran emanaciones de Dios. Dios, en su mitología, había descendido a la creación y había perdido su calma inicial, por condescender al tiempo. Para reincorporarlo de entre tanta criatura, las criaturas, o sea los pitufos, debían procurar asemejarse a Dios, como quien dice, a todo lo existente. Un día, los pitufos actuaban como gusanos; otro día aseguraban ser humanos; otro día aseguraban ser, en concreto, yo (Ieronimus Gargameliensis); otro, árboles; otro, piedras, y así. Muchos de estos herejes perecieron luchando contra fieras creyéndose en su idolatría (pues no es otra cosa suponer que ellos mismos son un Dios extraviado, atolondrado e incompetente) fieras; otros muchos desfallecieron creyéndose arena, piedras y árboles, abrasados por elo hambre y el sol inclemente de la canícula. Muchos otros murieron de estultísimas formas, y yo veo en ello un castigo de Dios por la atroz blasfemia y el procaz comportamiento con las cosas divinas.

Thursday, November 24, 2005

Herejias pitufas II

Creería uno que en su ámbito bucólico y bendito (beatus ille) tendrían mucha paz y concordia, pero sé que se enemistan frecuentemente. Indagando sobre sus creencias, creyéndoles con alma, especulé cuáles eran éstas y puse todo mi empeño en indagarlas…

Sus creencias son monstruosas e inconstantes, en todo aberrantes. Cuando por primera vez les hablé de Cristo y de cómo había muerto para redimir nuestros pecados y había resucitado de entre los muertos, ellos entonaron sus cánticos paganos y parecían estar en gran éxtasis diabólico mientras lo hacían , formados en una hilera...

Muchas son sus sectas. Inconstantes y sin templanza, mudan una y otra vez de creencias, y en todas muestran igual fervor y convencimiento...

Una de estas sectas la he designado como la de los pluriuranistas, pues creen en un Dios y en un cielo, a semejanza de nuestras rectas doctrinas, pero con un grave error, ya que para ellos, el cielo es otra aldea pitufa idéntica a aquella en donde viven…
Advertidos de error por otros pitufos, éstos les dijeron: ¿Por qué no estaríamos ya en cielo, si el cielo es idéntico? ¿Qué necesidad tendríamos de creer en ese cielo? ¿Y si estamos en el cielo esperando otro cielo, no es natural que en ese cielo esperaramos otro más? ¿Dios, su Dios, permitiría esa esperanza imbécil? Sin percatarse de que les refutaban en todos sus puntos, cantaron su horrible coro de cepa pagana, y eligieron al refutador como profeta, tomando la burla como enmienda y revelación. Desde entonces proclamaron vivir en el cielo y ser ya ángeles. Como ángeles que eran, disertaron que en el próximo cielo tendrían alas, y que en el cielo que seguía cinco dedos en cada mano. En este cielo les correspondía, en su categoría de ángeles, ser in destructibles. Para probar su doctrina, se arrojaron muchjos del desfiladero, se entregaban a las llamas o bebían tosigos. Muchos perecieron de esta manera y de otras no menos espantosas que su imaginación les enseñaba.

Herejias pitufas I

Ieronimus Gargameliensis, humanista del siglo XII, dejó una obra inconclusa: De refutatio pitufensis haereses secundum Gargamel, amicus suum et christianissimo deus servum. Esta obra y las noticias aportadas por él mismo es cuanto sabemos del autor. En ella describe vida y usos de los pitufos y, fundamentalmente, rescata noticias de su vida religiosa y de sus perversiones dogmáticas. La obra es una divagación exhaustiva, no pocas veces inepta, pero fundamental para entender esta especie, en apariencia extinta, y jamás incluida en otros bestiarios o textos paradoxográficos. Los fragmentos aquí expuestos corresponden a la afanosa labor de rescate realizada por el insigne maestro H. R., pináculo de estudios pitufos en nuestra lengua.

En el principio era el verbo y el verbo era en Dios y el Verbo era Dios... Y su creación... Pues como dijo el Santo Padre... Y vio que estaba bien... Y así se expondrá.
Los pitufos son seres pequeños, parecidos a los humanos pero de tamaño no mayor al de un basilisco y aun pienso que menor a los snorkels; se cree que están emparentados con los moogies, pero de esto no sabría afirmar con certeza nada. Ni Plinio ni Teofrasto nos dicen nada de ellos, y leí en un árabe que Artistóteles los mencionó, pero de esta mención nada más sé. Algunos opinan que pitufos fueron los seres diminutos que atacaron a Alejandro en su incursión por Bactracia, con minúsculas flechas, pero de los que yo he conocido ni sustentan ánimos belicosos ni parecen tener el ingenio para fabricar armas arrojadizas. Se les distingue de los duendes por su color azul, semejante al de ciertas piedras preciosas, pues como todos saben, los duendes tienen la piel aceitunada y algunos son como los etíopes. Viven en hongos y se alimentan de pitufresas y pitufibayas, y de esto adquieren alguna propiedad que ignoro y no he experimentado, pues el sabor es en extremo desagradable.

Oda a la vida boba (soneto al paso)

Divina estupidez, alada, altiva,
ésta que me ha arrojado hacia los brazos
anhelados, que vuelve hecha pedazos,
se recompone y ríe ya festiva.

A otra entono mis cantos, siempre esquiva.
Inextricable mar vuelto zargazos
vallado discontinuo que a zarpazos
rompo y rehago por verla rediviva.

Tristeza que sondea alguna idea,
tristeza que persigue su sentido,
sentido que se vuelca a la tristeza.

La rueda del destino lo desea:
quedarse en soledad y ser olvido,
olvido y soledad de su belleza.

Epigrama oficinesco

Trabajar en oficina
será la cosa más fea
que hay.
A nadie se le desea,
a excepción de la vecina
que ¡ay!

Tuesday, November 22, 2005

Friday, November 18, 2005

Averrante

Averrante. Ave estúpida y monstruosa. Por sufrir desprecio en virtud de su condición, nunca se asienta en ninguna parte y va de un lugar a otro, llevando con su nomadismo fardos cada vez más abundantes de repudio.

Casualidades iniciales

Rodrigo Sánchez Villa (RSV) no es Stevie Ray Vaughan (SRV), ambos virtuosos: uno del celular (no sé si del polifónico) y el otro de la guitarra. Estas las casualidades acaso animen a algún matemático a descubrir infinitos pequeños, regularidades, o a morir de inanición, de soledad, de trabajo...

Tuesday, November 15, 2005

De envidias

Las religiones asentadas en dogmas como la reencarnación y la transmigración de las almas, captan sus nuevas feligresías de entre los envidiosos.

Del dia de Jove

Vivimos un sueño. De lunes a viernes, todos los días son jueves, un jueves vasto, inagotable, incesante. Uno lo percibe y se decae. De pronto llega el sábado y uno se cree redimido: coros angélicos, promesas de fiestas, de esa fiesta en la cual, finalmente, uno descubrirá la razón del entusiasmo por las fiestas, y será la fiesta siempre narrada y siempre recordada. Pero se agota el sábado, uno regresa a casa y, sin darse cuenta, despíerta en el domingo: trampa. El domingo es un jueves feriado, bobo, desangelado y sin puente.

Friday, November 11, 2005

Nota al margen: Pitufar analiticamente

Quedará a la posteridad establecer los deslindes entre filosofar y pitufar. Mientras tanto, para sacar a flote mi autoestima, releo a G. E. Moore con su inmortal Defensa del sentido común. Moore fue de los fundadores dela filosofía analítica, pero además fue uno de los pensadores más pitufos de la historia. Toda su filosofía gira en torno al sentido común. Como Russell o Wittgenstein, Moore se dedica a desbaratar problemas filosóficos. Famosa es su celebérrima conferencia donde refutaría de una vez por todas a Berkeley. Éste había expuesto un cierto idealismo fundado en la percepción: pues nuestra experiencia del mundo exterior y material pasa por nuestros sentidos y no hay manera de demostrar su existencia allende éstos, puede decirse serenamente que la materia no existe y que vivimos en un sueño infundido por Dios. Contemporáneo suyo, el doctor Johnson quiso ofrecer una prueba de la existencia de la materia y pateó una piedra. Eso lo inmortalizó como un materialista desenfrenado y un cavernícola filosófico.
Moore, modelo de académico, en cambio, citó a una amplia concurrencia en un auditorio y les dijo ”levantaré mi mano izquierda” y la levantó. Posteriormente dijo: “levantaré mi mano derecha”. Y la levantó. Tal fue la demostración de la existencia de la materia ofrecida por Moore. Un filósofo tal vez se levantaría airado y diría que eso no es una prueba. Un hombre de la calle lo apedrearía. Sabemos que no se puede probar algo dándolo por sentado para sentar la prueba. No filosóficamente. Pero podemos imaginar hileras de pitufos recogiendo pitufresas.
(Los interesados pueden leer la conferencia en el libro antecitado, publicado por editorial Orbis, en la página 139. Queda, desde luego, comprobado porque Moore es un pensador pitufo y no simplemente un filósofo)

Tuesday, November 08, 2005

versos inconclusos

Elemental. La perfección lo exige.
Su voz, entre las llamas de la idea.
Entonó el aire la alabanza atea
de su ademán, que caricioso rige.

Tímida, el agua en su vaivén transige,
suspensa y calma porque aprecie y vea
cómo en su propio juego se desea,
se entretiene y, mezclada, se corrige...

Estoy entre tú y tu reflejo,
en la zona liminar
del bosque en el bosquejo.

Estoy entre tú y tu reflejo
En esa zona liminar...
la orilla del mar.

La bruma y la borrasca
son ese otro panorama
de la ceguera.

Estoy entre tú y tu reflejo,
en la zona liminar
del bosque en el bosquejo.

Friday, November 04, 2005

holocaustico

Holocáustico: Dícese de persona que, por gastar una broma o gracejo, da muerte a algunos millones de personas. Este sentido del humor ofende a algunos

Wednesday, October 26, 2005

Aporia de la camisa nueva

Tengo un problema lógico y práctico. Tengo una camisa vieja; como es vieja, se desgasta; como se desgasta, cambia; como cambia, ya no es la misma, y en cada cambio es justo considerarla otra, pues cambiando otras son sus características, y es justo considerarla nueva, pues la camisa no tenía antes esas características. Si ya no es la misma camisa, luego ya no tengo camisa, pues mi camisa es vieja.

Tuesday, October 25, 2005

De fabula (¡de fabula!)

Recientemente un amigo (a quien, para su desprestigio, identifico con quien dijo: no encuentro nada gracioso en tu blog) y yo platicamos de física y matemática. A él le correspodía hablar y a mí escuchar (la música, dicen, es la combinación de sonidos y silencios). Salió al tema la aporía de Aquiles y la tortuga. Él la llamó “fábula”, y además hizo importantes aportaciones a la ciencia matemática, justificándose: así la llaman los matemáticos. Pasemos de largo a Monterroso. Pensemos en la aporía como fábula. La moraleja, si bien remota, puede ser igualemente aleccionadora: nunca compitas con tortugas, cuyos aliados son los taimados números transinfinitos.

Monday, October 24, 2005

Correccion apolitica o aplopegica

Propongo: a quien roba no lo llames ladrón, mejor designarlo como “persona con un sentido de la propiedad diverso”.

Wednesday, October 19, 2005

Teologia intempestiva

Releo a San Agustín. La predestinación nos orilla a pensar varias cosas. Entre otras: el juicio final será, a final de cuentas, un gran prejuicio.

Thursday, October 06, 2005

El dedo

Después de mucho sufrir, descubrí que el dedo gordo de mi pie izquierdo es comunista. Los médicos me aseguraron que esta aberración es harto más común de lo que se piensa, y que la general ignorancia del difundido padecimiento se debe a que, inocuo como es, poca alarma despierta. A eso, agreguemos el hecho de que en casos de concordancia ideológica, muchas personas portan su dedo comunista, si no con orgullo, al menos con comodidad.
Para tranquilizarme, el doctor me contó las historias médicas de algunos en que el comunismo invadió el cuerpo entero, el cerebro o el aparato reproductor, provocando pruritos y promiscuidades irrefrenables.
Tal parece que el comunismo de mi dedo gordo nada tiene de especial. Es la variante más vulgar.
Descubrí mi padecimiento de la manera más cruel: calambres que me paralizaban en el jacuzzi, cierta inevitable tendencia a pisar gente en el transporte público, codeándose con cualquiera, además de un desenfadado placer por los charcos. Mi novia, ates de conocer mi padecimiento, mne reprendía severamente por echar a perder el buen calzado.
El tratamiento para curarlo ni es cosotos ni doloro en demasía, aunque, como es natural, demanda disciplina y reclama paciencia. Se recomienda que los dedos sean firmemente adoctrinados por la religión.
El tratamiento no siempre funciona. En casos extremos, la dolencia degenera y el dedo gordo entona cantos y busca ir de casa en casa para regalar biblias y para pisar bautismalmente a nuevos feligreses.

spleen schizo

Me comentó hace poco un amigo que no encontraba nada gracioso en este espacio. En su momneto el comentario me hizo gracia y consideré incluirlo en la página. Pero luego cayó de mi gracia y por eso lo inscribo.

Sospecho que quienes usan sus blogs para comentar sus blogs son personas muy concientes. Además de tener la gracia de una vaca bailando reggae, comentar el propio blog es como apapacharse para ahorrar los 400 o 600 pesos de una consulta al psiquiatra. Yo, mientyras tanto, visualizo a la vaca.

Dormí mal y sin sueños. Esculapio y Morfeo no se hicieron presentes. Dormí fuera de sus horarios de oficina.

Friday, September 30, 2005

jaicú

Las noches sin estrellas
fijan el rumbo
de aquellos que se quedan

Tuesday, September 20, 2005

autoestima en renta

Hace algunos meses puse en alquiler mi autoestima. No tuve para ello más razones que las obvias: un trabajo absorbente que sólo entrega al ocio las horas indispensables al sueño. El anuncio apareció puntual en el periódico. Previendo la cascada de llamadas telefónicas, ensayé diálogos convincentes, intachables, que hicieran más apetecible la autoestima.
Con el transcurrir de los meses, el silencio o, peor aun, las llamadas erradas que preguntaban por departamentos, masajes, suajes y enseres superfluos, averiaron el artículo. Una sola persona llamó con la solicitud adecuada, pero por la negligencia de la servidumbre que no me apuró el recado, el trato no pudo cerrarse y el posible cliente se desplomó del séptimo piso de su vivienda embargada. Aun intenté comunicarme, dilapidando algunas monedas con un charlatán que decía alquilar su cuerpo para comunicaciones transmundanas y quie en realidad rentaba su ventriloquía en fiestas infantiles y en mitines del partido comunista.
Mi autoestima, decía, aunque con ligeras averías, aún se encuentra en magníficxas condiciones. Diría incluso que ha mejorado, pues a semejanza de las esculturas antiguas que, si íntegras, parecen copias burdas, los daños le dan un aire de herida nobleza. Un autoestima sin tacha es para desconfiar, sin duda posesión de un oligofrénico indolente (de esos del partido comunista).
Perdonen los exasperados la desmesura de este anuncio, pero ellos son los únicos responsables de que sus relojes les insuflen tanta pasión. Los interesados en rentar la autoestima, con las prevenciones hechas, pueden dejar acá sus ofertas.

Policia peripatetica

Tuve un sueño. Veía televisión cultural. Pasaban un programa llamado “Policía peripatética“.
Las escenas eran las normales: un policía frente a un grupo de reporteros infantiles, comentaba los avances de sus pesquizas.
--Hemos investigado y, pese a no contar con el género próximo ni con la diferencia específica, hemos tenido impoprtantes avances... Hoy sabemos que el sospechoso es posible, que es material, que la causa próxima....
Se oía un barullo. El policía, apenado, explicó:
--En otros países utilizan técnicas más avanzadas: fenomenología, por decir algo. Somos un país pobre con una policía pobre. Hacemos lo que podemos.

Friday, August 19, 2005

Etiqueta III

Una de las virtudes más civilizadas del catolicismo y en la que muy pocos reparan, es que, junto con el budismo, es la religión que admite mayor número de ateos.

Friday, August 12, 2005

Etiqueta II

La vida es etiqueta. En los extremos del nihilismo, evitamos el suicidio para evitar que Dios se incomode.

Etiqueta I

El amor es una cuestión de etiqueta. Lo intolerable consiste en romper esa etiqueta, que es como dar a entender a sus invitados que se los invita a una fiesta formal y aparecer el anfitrión en pantuflas. Lo cierto es que no todas las etiquetas son las mismas. Los árabes eructan para demostrar satisfacción por la comida.

Friday, July 15, 2005

Ah

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

Tuesday, February 08, 2005

No sé

Hay días en que las buenas ideas caen como una llovizna: constante e incosistente. Hoy, por ejemplo, pensé en el "Clitofonte", diálogo apócrifo de Platón. Entreveo que en los diálogos primeros de Platón, el autor es socrático; en los postreros, Platón se revela como un feroz platónico. Ahora, en el "Clitofonte" el personaje epónimo aprovecha para insultar y sugerir la estulticia de Sócrates por esos retoques de idealismo empecinado, harto menos útiles que las enseñanzas de los sofistas. Schleiermacher y Geffneck tildaron de espuria esta presunta obra platónica. A mí se me antoja, en todo caso, a un Platón más ingenuo que no idealiza aun a su maestro, haciendo un borrador de una discusión. El borrador salió mal, el personaje Clitofonte, acaso un Platón subrepticio cuya autenticidad corresponde revelar más a la psiquiatría que a la filología, se sobrepone al maestro. El género, que además de un escultura viva, un libro que hablara, debía ser un encomio al maestro, se tambalea. Con Clitofonte nace Platón, y muere Clitofonte. O algo así debí haber pensado, pero es martes, me duele la espalda, llevo demasiado trabajando y, auqnue pasé mi examen me decepcionó la calificación, y uno siempre quiere parecer inteligente a cosata de no ganarse un Clitofonte que en mitad de la noche nos asedie el sueño.

Friday, January 14, 2005

Reflexión de viernes

Los viernes son de dos tipos: los springbreakers por naturaleza, exaltados en su sandez, dispuestos a suponer divertida cualquier torpeza, cuaquier excentricidad, la menor atrrocidad; también los hay que nacieron en Francia y que husmean interminablemente una colilla de cigarro. Son los viernes que no salen y que son,. extrañamente, más perversos.

El eterno retorno tiene la posibilidad redentoria imprevista de convertir a un suicida --figura vergonzante y desprovista de glamour, a quien entregamos una compasión burocrática y desleída-- en un asesino serial fugaz, inatrapable, implacable, exacto. En todo lo demás, el eterno retorno es casi la prefiguración de la telenovela: una misma historia que se repite y se repite. Recordemos que Nietzsche besó a un caballo con los ojos bañados en lágrimas.

Una vez tuve un sueño premonitorio. Extrañado, vivo inquieto esperando que todas las estupideces que sueño a diario se me vayan a cumplir. Nada diría que así será; nada lo impide.


Wednesday, January 12, 2005

Hay que preguntar a los inmortales si también ellos esperan tiempos mejores.

Thursday, November 18, 2004

Cae la mirada en tu mirada.
Lluvia que decanta nubes
en el largo silencio de las aguas.

Hay que ver cómo se precipita...
¿Quién lo podrá ver
sin caer, sin cauce, sin causa?

En la mirada se encierra la mirada,
como en el callado
cautiverio del agua.

Tuesday, November 09, 2004

El nacimiento del voyeur

A veces el despertador suena, abrimos los ojos, nos tallamos el rostro, nos ponemos en pie, pero algo nos indica insidiosamente que no hemos despertado. Lo advertimos por la pesada liviandad con que se presenta el mundo a nuestros ojos, de una manera casi simbólica. En la regadera, que esperamos refrescante, se escurre un denso sudor afiebrado que se estrella como aceite en nuestro cuerpo, que casi está ausente o apartado, sufriendo quizá esa fiebre. Ese día, lo sabemos, las cosas no serán iguales.
En la calle, en el trabajo, todas las cosas aparecen desnudas y pasajeras. La modorra emputece el mundo, más allá de lo habitual. Nuestra mirada durmiente, apoderada de nuestra vigilia, nos da un mundo más muelle, pero asaz pastoso. Milton, quizá anticipándose a Swedemborg, había dicho que cada quien lleva en sí su cielo o su infierno. Nuestro sueño, que Virgilio hermana con la muerte y hace vecinos de cuadra, hace del mundo un sueño en nuestros ojos. La gente pasa, las cosas pasan, todo fluye despacio y blandamente.
Poco habituados a esto, en esos días en que el sueño y la vida se han mezclado, hacemos del sueño vida o de la vida sueño, quizá por apetecer el cliché calderoniano (el cliché es un golpe de realidad). En esa angustia sin descanso, la solución es que esas dos potencias sucumban al gobierno de una sola.
Acudimos entonces a las formas del espabilamiento (cuyo nombre se debe al pabilo de las velas) que es como volverse un fuego inocente, una luz insulsa. Recurrimos a emociones fuertes que, para nuestro asombro, pasan sin dejar huella. Cosas y gente pasan. El tránsito por los juegos, por los accidentes, por los asaltos, por las caídas y derrumbes de nuestra vida, nos deja fríos, como un sueño que ha dejado de surtir efecto y del que ya sólo esperamos, desencatados, el despertar, el fin.
Algunos hay que acuden a la mujer, porque ella quita el sueño, porque a veces es pesadilla o porque descansa entre ensoñaciones. Y acuden a la más pronta, a la inmediata, a la pública. Y ella, exhibiéndose, contorneándose en los contoneos de una música que retumba cansadamente en bocinas acartonadas, se muestra como la última ilusión, como una isla y un faro. Y a veces la isla y el faro son sólo eso. Pero el hechizo surtió efecto. Ese día la vigilia comienza a desaparecer. Desaparece también el angustiado, se desvanece. Ese hombre, aquejado por el sueño, ya es sueño, ya es mero espectador de su vida que ya no es suya y que ya no es sino un pasaje que habita monetáneamente en otras vidas. Es el que pasa entre lo que pasa, es sueño porque ve lo soñado y porque es una mera imagen en los demás. Ha nacido el voyeur.

Tuesday, October 26, 2004

El rey estatua

Cuando cayó Constantinopla en poder de los turcos, corrieron voces de que el último basileus se había convertido en estatua y que, cuando pasara el peligro, llevaría a los bizantinos a la reconquista y a la victoria. La espera continúa, quizá pervive en algún nostálgico que rememora la ciudad en llamas, los siglos de opresión y de vejamen. Ese hombre hipotético acaso ignora cuál estatua esconde al añorado basileus, si la que lo representa, si una pagana, si una de un buey o de un caballo, o de una planta en la cresta de una columna. Ese hombre ignora si la estatua se hizo añicos durante el saqueo , o si fue transportada a algún remoto palacio para adornar los jardines adormecidos de un sultán ebrio de mujeres, de manjares, de tedio, y que tras mucho peregrinar reposa en las bodegas de un museo menor y lejano, dedicando su eternidad de piedra a pensar en aquella hipótesis que siglos después postularía Condillac, acerca de si una estatua podría percibir aunque fuera con un solo sentido, y si percibiendo tendría noción del tiempo, del espacio, de la sucesión, de la causa.

Monday, October 25, 2004

De refranibus

Gracias al refrán cualquier pelado puede hablar ex cathedra. Uno de estos dichos populares demuestra su vigor, en las muchas expresiones que tiene, y que se resume en un apotegma inmortal: para fomentar algo no hace falta más que prohibirlo. A nadie que yo sepa se le ha ocurrido prohibir el trabajo. Sin embargo, esto no necesariamente implica que el apotegma sea falso, sino que la falsa moral de amor al trabajo es mucho más fuerte, a veces, que la verdad y hasta que la religión. Dios dio el trabajo como castigo; enamorarse del castigo, como el Satanás de Milton, demuestra el gran mérito de la retórica perversa, capaz de hacer parecer a alguien soberbio como verdaderamente envalentonado. Tampoco sé de alguien que prohibiera devolver lo ajeno. Esto me demmuestra que ser folclórico es mucho más difícil de lo que parece, pues hay que aprender a tocar marginalmente el sentido de los refranes, sin ahondar. El refrán es, pues, en este caso caso, como una filosofía con eyaculación precoz.

Tuesday, October 19, 2004

vocato inspiratto

Ignoro cómo es en otros casos. La inspiración, supuesta como una bella mujer luminosa, radiante, se me apareció como un pequeño animal peludo de un color indeterminado entre gris y café. Podría ser un gato, un perro o un roedor superlativo. Lo miro con extrañeza o con tedio; él (o ella) me mira con una mezcla de indulgencia y resignación. Cuando le solicito una idea o un giro estilístico, clava en mí una mirada idiota y anonadada, se echa sobre sus patas, y dormita. Mi novia y yo hemos tratado de adoptarlo como mascota, pero acaso por un romanticismo extemporáneo, mi novia decidió que ante la inspiración debía ser celosa, y sin poder serlo de tan desagradable animal, acabó por despreciarlo. Por eso, intenté echarlo de casa, pero siempre vuelve. Para mostrarle mi desprecio humano, lo alimento de sobras, de obras inconclusas, de esta página; él (o ella, pues no lo sé) las consume insensiblemente, sin agrado ni voracidad. A veces se me acerca y me pide una caricia. Cuando se la doy, ronrronea o gruñe y se va espantado a romper algo, a provocar un destrozo ínfimo pero notorio. Supongo entonces que no es la inspiración, sino la vocación. Pero, ¿y la inspiración?

Friday, October 15, 2004

Propuesta farmacológica

Me pregunto si algún materialista imaginó que el error y la mentira eran productos de la enfermedad, una especie de fluidos corruptos, putrefactos; y la verdad, asimismo, producto de la salud. La constitución del cuerpo acaso determine la del pensamiento. En tal caso, habría que confiar en un fármaco que afine nuestras verdades y elimine nuestros errores. Pero también habría que considerar que la Academia sería consumidora fundamental de los similares y genéricos intercambiables. La gente baja seguiría con su sentido común y su sabiduría popular y refranera, dependiente de remedio caseros y mejunjes y cataplasmas dignos de un estofado. Para mejor comprender lo que digo, obsérvense las relaciones entre lo atribuido a la sabiduría oriental y las virtudes casi esotéricas del ging sen y del té verde

Tuesday, October 12, 2004

El rey abgero

La leyenda de la cristianización de Siria data del siglo III a.C. y relata cómo el rey Abgero el negro, que padecía una enfermedad, envió un mensajero a Jesucristo mandándole decir que fuera a curarlo. Porque la sanación del monarca no entraba en el plan divino, el mesías se disculpó y le pidió al rey que esperara a uno de sus seguidores. Cuenta la leyenda que uno de los discípulos (no recuerdo si Tadeo) visitó al rey, lo curó y, mediante ese acto, cristianizó a la nación siria. Yo prefiero pensar que ese gesto es una interpolación tardía, y por eso contradice y desmiente la historia.
Nada escapa al plan de la Providencia (o nada debería escapar). Ni la enfermedad ni la sanación. El sufrimiento de Abgero, su enfermedad, figuraba en el plan de la providencia, porque ocurrió; su curación no entró en la agenda del Mesías y, probablemente, tampoco en la de sus seguidores, discípulos y adeptos. Por eso, prefiero pensar que Abgero yace, maloliente y quejumbroso, en una sala sellada por sus descendientes, atendido por sirvientes a quienes han cortado la lengua y han privado de instrucción a fin de conservar el secreto. Sumido en la sombra y en el dolor, Abgero gime y reza, y espera aún, tras dos mil años, mantenido en su estado por la promesa divina.

Friday, October 08, 2004

Temores de la fe cierta

Aveces me da miedo ser católico. Sobre todo cuando pienso en lo de la torre Babel, y no logro concebir cómo Dios, a semejanza de ciertos bandoleros, saca sus llaves y le da un rayón al coche que no compró o al del vecino que está prosperando.

Cambio de imagen

Me topé, revisando el Antigüo Testamento, con el libro de Abdías. Del profeta poco o nada se sabe (las razones acaso se comprendan después). San Jerónimo lo identificó con el siervo de Acab que dio alimentos a los cien profetas que huían de Jezabel III, si bien esta opinión se ha desprestigiado; la que prevalece relega al profeta al anonimato y a la oscuridad. Su visión habla de la venganza de Yahvé (Abdías, en hebreo Obadyah, es siervo de Yahvé) sobre el pueblo de Edom. Este pueblo era el vecino incómodo de Israel; vividor, traicionero, aprovechando los saqueos para saquear, las enemistad para atacar, etc. La visión primero sanciona ese comportamiento, y luego arremete con una característica venganza en el día de Jehová:
"Pero el día del Señor se aproxima; Dios se vengará a Sí mismo y vengará a Israel, contra los idumeos y contra todas las naciones gentiles. Los israelitas, al contrario, serán bendecidos; se apoderarán del territorio de sus opresores, y luego Jehovah reinará gloriosamente y para siempre en Sión".
No encontré, sin haber hecho grandes pesquizas, noticias sobre la ruina de Edom que no estuvieran más o menos acompañadas por las de la ruina de Israel, salvo el fugaz sometimiento con David. LA era dorada parece que Dios no la agendó; parece que su secretario particular no incribió en la orden la ruina de un pueblo pequeño, tan pequeño, que tal vez se traspapeló. Si el cielo es una burocracia, como puede imaginarse en Kafka, Edom es uno de los pendientes, una de las diminutas negligencias que siempre se pasan, A la hora de cortar cabezas, parece que tocó a Abdías, profeta muy menor, de gran estilo pero el más breve del Libro (sólo 21 versículos), la suerte de ver truncada una carrera promisoria. Quizá de ahí en adelante, el desprestigio de la Ira Divina, el cambio al Dios del Amor, por razones más o menos consultables en Maquiavelo. Habrá que considerar si Abdías no será el primer caso de replanteamiento de la publicidad divina.

Thursday, October 07, 2004

Te veo y me ves.
Veo que me ves; ves que te veo.
Encerrados por siempre
en la hórrida soledad de las miradas,
nos vemos
rondando la rueda del deseo.
Si ves qué, al verte, veo,
de pronto somos algo
de improviso.
La plétora puede ser
una que otra encrucijada.

Wednesday, October 06, 2004

cadena de errores

Sigo sin entender ciertas frases, ciertos usos. Esto no me convierte en Wittgenstein, y eso es lo que me hace escribir con vergüenza. Cuando alguna vez sufrimos una tragedia que en rigor puede no serlo (eso lo determina cada quien), hay un indefectible comentador: deberías sentirte afortunado..., y sigue con una larga cadena de desgracias que harían sonrojarse a Edipo, o peor aún, calla y sonríe con esa molesta sonrisa de quien da por supuesto que uno ve con claridad lo que él, por su silencio, no ve en lo más mínimo. Esto tal vez se vea mejor con un ejemplo. Digamos que alguien se rompe tres apófisis de vértebras lumbares por caer de un árbol al intentar salvar un gato. En esos casos, naturalmente, alguien dirá, apodíctico, irrevatible... considérate afortunado. Se trata, pues, de una muletilla multiusos, decorosa, imprescritible, universal. Puede aplicarse a cualquier situación, a cualquier persona. No dice nada de nosotros, ni de nuestra compasión: acaso, tal vez, de nuestro morbo sugiere atisbos, casi como murmullos de beata.
Podemos, en circunstancias desgraciadas, sentirnos desgraciados; un poco más difícil de imaginar es sentirnos ecuánimes, serenos, una especie de porteros de nuestra propia vida. Se puede ir en ascenso, claro, y sentirnos felices, entusiasmados hasta el grito y hasta divertirnos ya entrados en el masoquismo, reírnos de nuestras desgracias, retar a los dioses, y sabe dios qué más. Lo que yo no puedo es sentirme afortunado, entendiendo lo que resulta obvio: sentir una alegría por un acontecimiento inmerecido. Hay diferencias entre ganarse la lotería y sufrir algo. Lo que nos dicen, ya explicado, es todavía más desolador para la comprensión: hay que sentir que corremos con suerte, por tener la suficiente mala suerte para que nos pasara x, pero no tanta para que nos pasara y. Podemos, claro, suponer que entendemos esto.... ¡Pero sentir por deber! O, en otra paráfrasis, avergonzarnos por quejarnos mirando desgracias que no nos ocurrieron pero que pudieron tocarnos

Tuesday, October 05, 2004

De los oficios

No, no tiene que ver con Cicerón. Simplemente me causan extrañeza ciertas frases: "somos el arquitecto de nuestros destinos". Todo bien, al parecer. Pero ese arquitecto trabaja sólo, sabe poco de cálculos, suele tener mal gusto, yerra, no tiene a un ingeniero que lo asesore. Por consecuencia, el tal edificio casi siempre es chipotudo, y como esas casas proletarias, en permanente obra negra, con las varillas de fuera, con la ilusión de un piso extra, de un acabado más lujoso, y la descorazonadora esperanza de que la familia crezca hacinada en rascacielos improvisados. Y claro: nadie lo ayuda. Es arquitecto, pero también peón, albañil, cargador. Para el catolicismo acaso somos los abogados de nuestros destinos, que preparamos una defensa razonable para el día del juicio final, una coartada: sólo los creyentes tiene coartada.

reflexión irresponsable de la simpatía

Ganar la simpatía de alguien parece algo ordinario, habitual. Hay gente que se dedica a eso, suponemos, como los agentes de ventas. Se trata, al parecer, de una de tantas virtudes comunes y desangeladas, como lo son las cívicas en general. Pero de la misma manera en que se gana, es válido pensar que también se pierde. La vida, entonces, se transforma en un torneo de amistades y enemistades gratuitas, fugaces, cotidianas. Pienso en aquellos personajes que medían su vida por cigarros, por horas o por amores, y que acaso pudieron haberlo hecho por simpatías o antipatías. Pero no, eso volvería al mundo una especie de planeta disney donde hay tres o cuqatro odiosos que ejercen el malhumor como doctrina anarquista. Sospecho que en ese ganar no hay un sentido de competición, pues es difícil creer que uno ha estado a punto de ganar la simpatía diez o doce veces de cierta persona, que hay antipatías con finales de fotografía. Además el esfuerzo parece ausente. Alguien que se empeña demasiado en ganar simpatías, que se esfuerza atléticamente en caer bien, que realiza cortesías gimnásticas, es un pesado o un falso, y eso lo lleva al otro bando, al de los lacayos, los serviles, los indeseables. Ser agradable a la vista de todos, ejercer sobre ciertas personas fascinación gratuita, espontánea, y propiciar sin dfeliberación una alquimia para convertir nuestros defectos en virtudes y nuestras virtudes en dechados de maravilla, para hacer de nuestras manías
Como sea, me considero absolutamente incapaz de ganar demasiadas simpatías, si suponemos que ese ganar involucra un esfuerzo o una aptitud nata. Como cualquiera, simpatizo con personas a las que trato poco, caigo mal de vista, y hasta puedo presumir de dos mujeres que inventaron conmigo una historia de amor sin haberlas tratado jamás, y más me vale comenzar a creer yo también en esa mentira enaltecedora. En esto nada se puede hacer. Parece que, políticamente correctos, la simpatía ocupa el lugar, intraspasable, insobornable con remordimientos históricos, de cualuquier repudio. La simpatía, pues, parece ser uno de los muchos obstáculos del existencialismo. Nos construimos en nuestros actos, y nos construimos para otros. Tener un defecto físico, una voz chillona, hace que el edificio de nuestra vida se desmorone, porque somos incapaces de mostrarnos según nuestras acciones. Somos espejos deficientes en donde otros espejos deficientes se muestran. Y lo sabemos, y por eso la ilusión del hombre libre se desmorona frente a la insobornable voluntad del capricho, del gusto. Cicerón decía que muchas veces una persona no se parece a sus actos. Justificar, por ende, simpatías o antipatías, no sólo es una debilidad, sino el quebrantamiento de lo poco de misterioso y digno que nos topamos al subir al pesero.

Monday, October 04, 2004

Postmodernidad

Me declaro ignorante. Para mí la postmodernidad consiste sólo en confundir lo anticonceptual con lo anticonceptivo

A modo de excusa

Hace unos días, me dijo una persona "tengo que decirte algo...", y corrió al baño. En esos momentos, descubro que tal vez, tal vez, nací poeta.