Saturday, September 20, 2008

Silogismo


Toda belleza es una forma de felicidad.
Hay bellezas que son tristes.
Luego, hay una forma de felicidad que es triste.

Monday, September 01, 2008

Intentos conceptistas

1. A una mujer querida

Te conocí sin conocer quién eras
y te he buscado sin saber qué busco,
y te anhelé con mi cariño brusco
desesperado de esperar esperas.

Enloquecí queriendo me quisieras
buscando sin saber, según deduzco,
la sencillez mayor en el rebusco
y curas en locuras pasajeras.

Desde que el sueño me has quitado, sueño;
y al escucharte sordo soy al mundo;
libre es mi corazón, pues tiene dueño.

Soy ciego si te miro pues te veo
con un mirar que palpa y tan profundo
que toca la razón de mi deseo

2. A una mujer de notables atributos

Más teta que mujer, mujer tan teta
que, boba, fue bubísima afamada.
De Zenón y Cenobia fue camada,
cenote chichimeca, su cuneta.

Aunque en griego sólo llegó a Theta
fue en seno y coseno aventajada.
Nunca sufrió despecho o nada
dijo, que apechugar es su receta.

Sostén es de su casa, y con qué gusto,
pues nunca da pesitos, da pezones,
porque su ingreso tiende a ser ro-busto.

Si se echa bocarriba es una santa:
la asedian peregrinos y oraciones
en las cúpulas dobles que levanta.

Sunday, August 31, 2008

Moralejas sin fábula

...Pues no importa que tan astuta sea la zorra; siempre será un animal.

...Por eso, quienes tienen demasiada fe, suelen malgastarla en decepciones.

...De ahí que muchas veces cuando algunas personas muestran interés en uno, en realidad están diciendo lo poco interesantes que resultamos.

...En consecuencia, lo mejor que puede esperarse es una traición sentida pero inevitable.

Wednesday, August 06, 2008

Apariciones


Igitur perquam velim scire, esse phantasmata et habere propriam figuram numenque aliquod putes an inania et vana ex metu nostro imaginem accipere. (Plin. Ep. 7, 27, 1)

Somos casas embrujadas. De vez en cuando nuestros errores, diluidos y demacrados por el transcurso del tiempo, nos salen al paso. Suelen hacerlo previo acecho, para aprovechar las ventajas del efecto sorpresa; ocultos en algún oscuro rincón de nuestra conciencia, han rumiado rencores y resentimientos durante su demorada espera. Cuando finalmente se deciden a aparecer, pueden ser muy molestos: gritan, aullan, gimen, gesticulan, claman, sollozan, amenazan, imploran, manotean, lloran, ruegan; aveces, incluso, llevan cadenas y recuerdos nostálgicos, y los exhiben y agitan estrepitosamente. Quienes han experimentado estas apariciones, si son de temperamento impresionable, pueden llevarse un buen susto, y salir corriendo de sus vidas, abandonándolo todo; durante meses sólo hablan de exorcismos y posesiones. Pero muchos otros, habituados ya a la esporádica aparición de espantos menores en sus entornos habituales, toman actitudes más civilizadas. Primero, dejan a sus errores expresarse; luego, con una palmada en la espalda, les señalan la puerta de salida. Los errores, confundidos, se encaminan a la puerta, escondiéndose entre las ropas desgarradas las cadenas y los recuerdos nostálgicos, y acicalándose la greñera. Y justo antes de salir, vuelven la vista, con gesto triste, pero ya dóciles, vaporosos.