Tuesday, October 19, 2004

vocato inspiratto

Ignoro cómo es en otros casos. La inspiración, supuesta como una bella mujer luminosa, radiante, se me apareció como un pequeño animal peludo de un color indeterminado entre gris y café. Podría ser un gato, un perro o un roedor superlativo. Lo miro con extrañeza o con tedio; él (o ella) me mira con una mezcla de indulgencia y resignación. Cuando le solicito una idea o un giro estilístico, clava en mí una mirada idiota y anonadada, se echa sobre sus patas, y dormita. Mi novia y yo hemos tratado de adoptarlo como mascota, pero acaso por un romanticismo extemporáneo, mi novia decidió que ante la inspiración debía ser celosa, y sin poder serlo de tan desagradable animal, acabó por despreciarlo. Por eso, intenté echarlo de casa, pero siempre vuelve. Para mostrarle mi desprecio humano, lo alimento de sobras, de obras inconclusas, de esta página; él (o ella, pues no lo sé) las consume insensiblemente, sin agrado ni voracidad. A veces se me acerca y me pide una caricia. Cuando se la doy, ronrronea o gruñe y se va espantado a romper algo, a provocar un destrozo ínfimo pero notorio. Supongo entonces que no es la inspiración, sino la vocación. Pero, ¿y la inspiración?

1 comment:

Anonymous said...

This is very interesting site... » » »