Wednesday, November 30, 2005

Imitacion de Horacio

(Para calmar a mis detractores, esta reelaboración sobre las Odas (I, 25; II, 3) de Horacio)

¿Duermes, Lidia feliz?
Yo de amor me consumo en noches sempiternas
cuando jónicas danzas mi mente ejecuta.
Ambos bordeamos la ribera
del orco lúgubre
y una sola puerta separa nuestros sueños.
Incluso en mis pensamientos sombríos
tu luz fulgura
como una larga primavera.
Sean propicios
tus junos y mis hércules.

Tuesday, November 29, 2005

Idioteces cervantinas

La herida por la cual Cervantes perdió el movimiento de la mano, debió de ser horrible para ser llamado “El manco del E‘panto”

Monday, November 28, 2005

Intermedio


Tanta herejía pitufa abruma. Antes de acabar con la edición en internet de obra tan colosal, conviene un respiro. Los obstinados, pueden apreciar la asombrosa expansión de los estudios pitufos, que baña ya la internet, y visitar la siguiente página
http://cocaina.redliberal.com/2004_11.html
donde se expone el criptocomunismo pitufo, como se aprecia en la imagen. Los siguientes posts versarán sobre otros temas, antes de recobrar el aliento.

Saturday, November 26, 2005

Herejias pitufas 4


Para enmendar los desaciertos de esta secta (la de los panteístas o pitufipanteístas), surgió otra, la cual bauticé como la de los “metafóricos” por las razones que se apreciarán.
En sus primeros postulados imitaban a los (pitufi) panteístas, y alegaban que su Dios recobraría la calma de su exilio de la eternidad una vez que hubiera conocido toda la creación, pues para conocerse a sí mismo había creado el mundo. Suponían éstos (los putufimetafóricos) que Dios tomaba posesión de la conciencia de algún ser, uno distinto cada día. Los sectarios aguardaban el momento en que Dios ocupara su conciencia, en que Dios entrara en ellos, para redimirse...
Ocurrió así que muchos de los pitufimetafóricos juraban al mismo tiempo que Dios estaba, ora en uno, ora en otro, y no había concierto. Celebraban certámenes para indagar cuál de los pitufos era receptáculo de Dios, formulaban preguntas y exigían actos de magia que demostraran el poder milagroso de cada uno, por lo cual también es justo compararlos con los simoníacos. Cuando los certámenes no arrojaron ninguna prueba, fue obvio para todos lo mque pasaría. acusándose de blasfemia cada uno, riñeron y se golpeaban acusándose de falsarios. Muchos mataron a otros a mordidas y éstos murieron a causa de la gravedad de sus heridas.

Herejías pitufas III

Otra de estas sectas postulaba cierto panteísmo, y a continuación lo expongo. Decían estos herejes que Dios existía y lo era todo; ellos (los pitufos) eran emanaciones de Dios. Dios, en su mitología, había descendido a la creación y había perdido su calma inicial, por condescender al tiempo. Para reincorporarlo de entre tanta criatura, las criaturas, o sea los pitufos, debían procurar asemejarse a Dios, como quien dice, a todo lo existente. Un día, los pitufos actuaban como gusanos; otro día aseguraban ser humanos; otro día aseguraban ser, en concreto, yo (Ieronimus Gargameliensis); otro, árboles; otro, piedras, y así. Muchos de estos herejes perecieron luchando contra fieras creyéndose en su idolatría (pues no es otra cosa suponer que ellos mismos son un Dios extraviado, atolondrado e incompetente) fieras; otros muchos desfallecieron creyéndose arena, piedras y árboles, abrasados por elo hambre y el sol inclemente de la canícula. Muchos otros murieron de estultísimas formas, y yo veo en ello un castigo de Dios por la atroz blasfemia y el procaz comportamiento con las cosas divinas.

Thursday, November 24, 2005

Herejias pitufas II

Creería uno que en su ámbito bucólico y bendito (beatus ille) tendrían mucha paz y concordia, pero sé que se enemistan frecuentemente. Indagando sobre sus creencias, creyéndoles con alma, especulé cuáles eran éstas y puse todo mi empeño en indagarlas…

Sus creencias son monstruosas e inconstantes, en todo aberrantes. Cuando por primera vez les hablé de Cristo y de cómo había muerto para redimir nuestros pecados y había resucitado de entre los muertos, ellos entonaron sus cánticos paganos y parecían estar en gran éxtasis diabólico mientras lo hacían , formados en una hilera...

Muchas son sus sectas. Inconstantes y sin templanza, mudan una y otra vez de creencias, y en todas muestran igual fervor y convencimiento...

Una de estas sectas la he designado como la de los pluriuranistas, pues creen en un Dios y en un cielo, a semejanza de nuestras rectas doctrinas, pero con un grave error, ya que para ellos, el cielo es otra aldea pitufa idéntica a aquella en donde viven…
Advertidos de error por otros pitufos, éstos les dijeron: ¿Por qué no estaríamos ya en cielo, si el cielo es idéntico? ¿Qué necesidad tendríamos de creer en ese cielo? ¿Y si estamos en el cielo esperando otro cielo, no es natural que en ese cielo esperaramos otro más? ¿Dios, su Dios, permitiría esa esperanza imbécil? Sin percatarse de que les refutaban en todos sus puntos, cantaron su horrible coro de cepa pagana, y eligieron al refutador como profeta, tomando la burla como enmienda y revelación. Desde entonces proclamaron vivir en el cielo y ser ya ángeles. Como ángeles que eran, disertaron que en el próximo cielo tendrían alas, y que en el cielo que seguía cinco dedos en cada mano. En este cielo les correspondía, en su categoría de ángeles, ser in destructibles. Para probar su doctrina, se arrojaron muchjos del desfiladero, se entregaban a las llamas o bebían tosigos. Muchos perecieron de esta manera y de otras no menos espantosas que su imaginación les enseñaba.

Herejias pitufas I

Ieronimus Gargameliensis, humanista del siglo XII, dejó una obra inconclusa: De refutatio pitufensis haereses secundum Gargamel, amicus suum et christianissimo deus servum. Esta obra y las noticias aportadas por él mismo es cuanto sabemos del autor. En ella describe vida y usos de los pitufos y, fundamentalmente, rescata noticias de su vida religiosa y de sus perversiones dogmáticas. La obra es una divagación exhaustiva, no pocas veces inepta, pero fundamental para entender esta especie, en apariencia extinta, y jamás incluida en otros bestiarios o textos paradoxográficos. Los fragmentos aquí expuestos corresponden a la afanosa labor de rescate realizada por el insigne maestro H. R., pináculo de estudios pitufos en nuestra lengua.

En el principio era el verbo y el verbo era en Dios y el Verbo era Dios... Y su creación... Pues como dijo el Santo Padre... Y vio que estaba bien... Y así se expondrá.
Los pitufos son seres pequeños, parecidos a los humanos pero de tamaño no mayor al de un basilisco y aun pienso que menor a los snorkels; se cree que están emparentados con los moogies, pero de esto no sabría afirmar con certeza nada. Ni Plinio ni Teofrasto nos dicen nada de ellos, y leí en un árabe que Artistóteles los mencionó, pero de esta mención nada más sé. Algunos opinan que pitufos fueron los seres diminutos que atacaron a Alejandro en su incursión por Bactracia, con minúsculas flechas, pero de los que yo he conocido ni sustentan ánimos belicosos ni parecen tener el ingenio para fabricar armas arrojadizas. Se les distingue de los duendes por su color azul, semejante al de ciertas piedras preciosas, pues como todos saben, los duendes tienen la piel aceitunada y algunos son como los etíopes. Viven en hongos y se alimentan de pitufresas y pitufibayas, y de esto adquieren alguna propiedad que ignoro y no he experimentado, pues el sabor es en extremo desagradable.

Oda a la vida boba (soneto al paso)

Divina estupidez, alada, altiva,
ésta que me ha arrojado hacia los brazos
anhelados, que vuelve hecha pedazos,
se recompone y ríe ya festiva.

A otra entono mis cantos, siempre esquiva.
Inextricable mar vuelto zargazos
vallado discontinuo que a zarpazos
rompo y rehago por verla rediviva.

Tristeza que sondea alguna idea,
tristeza que persigue su sentido,
sentido que se vuelca a la tristeza.

La rueda del destino lo desea:
quedarse en soledad y ser olvido,
olvido y soledad de su belleza.

Epigrama oficinesco

Trabajar en oficina
será la cosa más fea
que hay.
A nadie se le desea,
a excepción de la vecina
que ¡ay!

Tuesday, November 22, 2005

Friday, November 18, 2005

Averrante

Averrante. Ave estúpida y monstruosa. Por sufrir desprecio en virtud de su condición, nunca se asienta en ninguna parte y va de un lugar a otro, llevando con su nomadismo fardos cada vez más abundantes de repudio.

Casualidades iniciales

Rodrigo Sánchez Villa (RSV) no es Stevie Ray Vaughan (SRV), ambos virtuosos: uno del celular (no sé si del polifónico) y el otro de la guitarra. Estas las casualidades acaso animen a algún matemático a descubrir infinitos pequeños, regularidades, o a morir de inanición, de soledad, de trabajo...

Tuesday, November 15, 2005

De envidias

Las religiones asentadas en dogmas como la reencarnación y la transmigración de las almas, captan sus nuevas feligresías de entre los envidiosos.

Del dia de Jove

Vivimos un sueño. De lunes a viernes, todos los días son jueves, un jueves vasto, inagotable, incesante. Uno lo percibe y se decae. De pronto llega el sábado y uno se cree redimido: coros angélicos, promesas de fiestas, de esa fiesta en la cual, finalmente, uno descubrirá la razón del entusiasmo por las fiestas, y será la fiesta siempre narrada y siempre recordada. Pero se agota el sábado, uno regresa a casa y, sin darse cuenta, despíerta en el domingo: trampa. El domingo es un jueves feriado, bobo, desangelado y sin puente.

Friday, November 11, 2005

Nota al margen: Pitufar analiticamente

Quedará a la posteridad establecer los deslindes entre filosofar y pitufar. Mientras tanto, para sacar a flote mi autoestima, releo a G. E. Moore con su inmortal Defensa del sentido común. Moore fue de los fundadores dela filosofía analítica, pero además fue uno de los pensadores más pitufos de la historia. Toda su filosofía gira en torno al sentido común. Como Russell o Wittgenstein, Moore se dedica a desbaratar problemas filosóficos. Famosa es su celebérrima conferencia donde refutaría de una vez por todas a Berkeley. Éste había expuesto un cierto idealismo fundado en la percepción: pues nuestra experiencia del mundo exterior y material pasa por nuestros sentidos y no hay manera de demostrar su existencia allende éstos, puede decirse serenamente que la materia no existe y que vivimos en un sueño infundido por Dios. Contemporáneo suyo, el doctor Johnson quiso ofrecer una prueba de la existencia de la materia y pateó una piedra. Eso lo inmortalizó como un materialista desenfrenado y un cavernícola filosófico.
Moore, modelo de académico, en cambio, citó a una amplia concurrencia en un auditorio y les dijo ”levantaré mi mano izquierda” y la levantó. Posteriormente dijo: “levantaré mi mano derecha”. Y la levantó. Tal fue la demostración de la existencia de la materia ofrecida por Moore. Un filósofo tal vez se levantaría airado y diría que eso no es una prueba. Un hombre de la calle lo apedrearía. Sabemos que no se puede probar algo dándolo por sentado para sentar la prueba. No filosóficamente. Pero podemos imaginar hileras de pitufos recogiendo pitufresas.
(Los interesados pueden leer la conferencia en el libro antecitado, publicado por editorial Orbis, en la página 139. Queda, desde luego, comprobado porque Moore es un pensador pitufo y no simplemente un filósofo)

Tuesday, November 08, 2005

versos inconclusos

Elemental. La perfección lo exige.
Su voz, entre las llamas de la idea.
Entonó el aire la alabanza atea
de su ademán, que caricioso rige.

Tímida, el agua en su vaivén transige,
suspensa y calma porque aprecie y vea
cómo en su propio juego se desea,
se entretiene y, mezclada, se corrige...

Estoy entre tú y tu reflejo,
en la zona liminar
del bosque en el bosquejo.

Estoy entre tú y tu reflejo
En esa zona liminar...
la orilla del mar.

La bruma y la borrasca
son ese otro panorama
de la ceguera.

Estoy entre tú y tu reflejo,
en la zona liminar
del bosque en el bosquejo.

Friday, November 04, 2005

holocaustico

Holocáustico: Dícese de persona que, por gastar una broma o gracejo, da muerte a algunos millones de personas. Este sentido del humor ofende a algunos